COMPONENTE SOCIAL Y CULTURAL
Inequidad de Género en Salud
- Modelo machista-patriarcal
- Violencia hacia la mujer
- Religión coercitiva
- Discriminación por motivos étnicos
Modelo machista-patriarcal
Impide que la mujer se desarrolle personalmente en igualdad de condiciones y disfrute de un bienestar físico, psicológico y social adecuado
Imposición de roles domésticos
El peso de la responsabilidad familiar descansa sobre la mujer, asumiendo su labor de cuidadoras y reproductoras en solitario; agravada por una común ausencia de co-responsabilidad reproductora y paternidad responsable por parte del hombre
Falta de autonomía en la toma de decisiones
Violencia hacia la mujer
Es una realidad que miles de millones de mujeres, adolescentes y niñas en todos los países del planeta, sufren abusos y son atacadas violentamente por el hecho de ser mujeres.
Se puede considerar una pandemia global, siendo de mayor grado en lugares donde las leyes y los componentes sociales y culturales no defienden los derechos de las mujeres.
La violencia afecta a la salud de las víctimas directas pero además a la de sus familiares, provocándoles el deterioro de su bienestar físico, psicológico y social; reduciendo sus oportunidades de desarrollo personal y provocando enfermedades. Cerrando el círculo de empobrecimiento de la mujer y su entorno.
La sociedad y las instituciones a veces consienten o no impiden esa violencia hacia mujeres y niñas que la soportan durante toda su vida y que puede proceder de todo su entorno:
VIOLENCIA INTRAFAMILIAR: a veces parejas, padres, hermanos, pueden llegar a sentirse superiores y con derecho a golpear, explotar físicamente o abusar sexualmente de las mujeres en su casa. Y este tipo de violencia -por vergüenza, falta de apoyo de la comunidad o baja autoestima- frecuentemente es ocultada y silenciada, no acuden a servicios sanitarios o incluso no son atendidas correctamente; lo que provoca mayor grado de afectación sobre su salud –ETS; enfermedades sin prevención, diagnóstico ni tratamiento; embarazos no deseados; prácticas de riesgo en interrupciones del embarazo-.
VIOLENCIA EXTERNA: como puede ser la trata sexual o la esclavitud laboral que, entre otras secuelas, provoca altos índices de enfermedades de transmisión sexual y situaciones sanitarias graves que permanecen ocultas, no aparecen en los registros sanitarios, ya que son mujeres desprotegidas y no tienen a dónde acudir. La responsabilidad de las instituciones locales para frenar esta violencia inhumana y proteger a las mujeres de las redes de trata de personas es fundamental, pero es significativo resaltar que es desde los países ricos desde donde se promueven y crean estas tramas aprovechándose de la vulnerabilidad legal de las mujeres en países empobrecidos.
La violencia llevada a sus últimas consecuencias es el feminicidio, asesinato evitable de mujeres por razones de género. Incluso en el ámbito sanitario, la muerte por una mala o insuficiente atención médica por causas relacionadas con el género. La impunidad impera en algunos países o zonas, en otros lugares las leyes no bastan.
La impunidad del hombre y culpabilización de la mujer es otra realidad social que provoca que la violencia sufrida tenga mayores consecuencias en la salud de las mujeres. Donde esta socialmente aceptada, no hay denuncias ni protección alguna; se generan graves repercusiones psicológicas y físicas para las mujeres que la sufren en silencio durante largos años, incluso toda una vida.
Es necesario revertir la insuficiencia de protocolos de atención y protección. Para combatir todo tipo de violencia contra las mujeres y reducir la inequidad de género en salud, se deben sumar esfuerzos y actuar desde todos los sectores (social, político, educativo, sanitario, cultural y de la comunicación) de forma permanente y coordinada, a nivel internacional y local, y por supuesto, desde el ámbito personal.
Los gobiernos deben mantener un seguimiento permanente del cumplimiento y efectividad de las leyes que penalicen y controlen dicha violencia.
Como ejemplo, En Guatemala en el año 2008 se produjo un logro histórico de la lucha del movimiento de mujeres, el Congreso de la República de Guatemala aprobó la Ley Contra el Feminicidio y otras formas de Violencia contra las Mujeres. Esta ley penaliza el delito de feminicidio y otros delitos como la violencia sexual, física, psicológica y económica hacía las mujeres. Pero aún queda mucho por hacer…
Desde el sector sanitario y de cooperación sabemos que la inequidad de género en salud y la violencia hacia las mujeres son dos hechos estrechamente ligados y por ello, cualquier análisis sobre salud debe conllevar de forma paralela un profundo análisis de género a todos los niveles y por territorios, creando estrategias de salud específicas, adecuadas y efectivas para todas las mujeres.
HISTORIAS PARA CONTAR
Un documental de Farmamundi producido por el Colectivo de Mujeres de Matagalpa, Nicaragua, 2015. Aborda el tema del abuso sexual y las consecuencias que tiene en la salud de las sobrevivientes
Religión coercitiva
Demostrada influencia de diversas creencias y religiones. La mujer puede verse afectada al dificultarse su acceso a controles de salud, prevención y la atención de enfermedades como la ETS, a la propia atención del embarazo, parto y postparto y la interrupción voluntaria del embarazo.
Refuerza la desigualdad de la mujer
Influencia sobre la propia mujer, restringiendo sus derechos
Influencia negativa sobre las políticas
Regulando la vida civil desde su relación con los poderes políticos
Discriminación por motivos étnicos
La mujer, ya considerada en condiciones de inferioridad, ve agravada la situación por el hecho de pertenecer a una población indígena. La atención en servicios sanitarios como hospitales y centros de salud es desproporcionadamente inferior en mujeres indígenas para las que, al mismo tiempo; el acceso geográfico es más difícil pues suelen habitar en zonas rurales, donde hay menos o incluso ningún establecimiento de salud; y la carga económica es superior, dados los altos índices de pobreza extrema. Todo ello agravado por la deficitaria atención a nivel lingüístico.
Así mismo, mencionar otra línea de discriminación interna que las mujeres pueden sufrir dentro de su propia cultura, y que no se tienen en cuenta al establecer programas de salud diferenciados en cada zona que aseguren la equidad de género y su efectividad: La existencia de prácticas tradicionales contrarias o lesivas hacia la mujer impide garantizar los derechos de las mujeres.
Otro ejemplo es la mutilación genital femenina que aún siguen sufriendo miles de niñas africanas cada año.